jueves, 18 de julio de 2013

Rumbo a un futuro (cercano) con tecnología de ciencia ficción


Tomos teléfonos móviles inteligentes actuales ya son capaces de hacer muchas más cosas que la mayoría de artilugio
ón.s de las viejas películas de ciencia ficciEl progreso tecnológico hace que los ingenios nacidos de la imaginación del hombre estén cada día más cerca de hacerse realidad.
Ya se han dado importantes pasos en realidad aumentada, replicación de objetos, proyección de hologramas e incluso en la creación del efecto de invisibilidad.

Cualquier persona con un smartphone puede llamar por teléfono, enviar mensajes de texto, buscar información en Internet, sacar fotografías, grabar vídeos, utilizarlo como linterna, guiarse mediante GPS hasta cualquier localización, jugar, realizar la compra, hacer amigos, buscar pareja, identificar cualquier canción que esté sonando, descubrir el nombre de los cuadros o monumentos que vea, consultar la previsión meteorológica... Este pequeño dispositivo se ha convertido en un artilugio mucho más sofisticado que los que imaginaron cientos de directores y escritores de ciencia ficción.

Poco a poco, los asombrosos mundos futuristas nacidos en libros, cómics y películas dejan de parecer tan futuristas y, por normalización, también tan asombrosos. Ingenios y tecnologías que durante décadas nos parecieron fantasías inalcanzables forman ya parte de nuestras vidaso están a punto de hacerlo.
Tecnología del futuro en el presente

Gafas que muestran mundos virtuales

Un hombre camina por la calle, parece que va hablando solo. En otros tiempos, hace 15 años, tal vez habríamos pensado que está loco. Hoy no, hoy damos por hecho que está usando el manos libres del teléfono. Dentro de poco, puede que esa tampoco sea la explicación correcta, puede que ese hombre vaya hablando con sus gafas, unas sofisticadas Google Glass que responden a sus órdenes de voz y proyectan ante sus ojos imágenes que sólo él puede ver. Le muestran la predicción 



meteorológica, información sobre un producto que está viendo en un escaparate o mediante flechas e indicaciones la dirección que ha de seguir para llegar a su destino.

Las gafas de realidad aumentada de Google siguen en fase de prueba y aún están lejos del producto final que acabará comercializándose, pero los prototipos para desarrolladores que ya poseen unos pocos afortunados en todo el mundo suponen un buen adelanto de las posibilidades del invento: permiten actualizar las redes sociales, sacan fotografías, graban vídeos (funciones que ya empiezan a generar preocupaciones en cuanto a privacidad)... Las aplicaciones específicas para Google Glass ampliarán aún más su campo de acción: apps que ayudarán en operaciones quirúrgicas, apps que indican al usuario qué pisos hay en venta o en alquiler, apps que dicen a los daltónicos qué colores están viendo...

Aunque aún no han visto la luz, las gafas de Google ya están creando tendencia y comienzan a anunciarse dispositivos similares, como las Recon Jet, diseñadas para los deportistas. Mirando más hacia el futuro, algunos expertos auguran que el siguiente paso serán unas lentillas tecnológicas que darán a sus portadores información extra sobre todo lo que están viendo.

Relojes de superespías del siglo XXII


En 2007, cuando Apple lanzó el iPhone, no sólo redifinió la industria de la telefonía móvil sino que logró estandarizar el término "smart" (inteligente) aplicado a todo tipo de dispositivos. El concepto (no el término) se aplicó a las tabletas y también se está popularizando en los televisores. Ahora le ha llegado el turno a los relojes. En un momento en el que es habitual usar el móvil para consultar la hora, algunos fabricantes quieren darle a los relojes funciones propias de los smartphones.

Sony fue el primero en dar el salto a este campo con su SmartWatch, del que se acaba de anunciar una segunda versión. Junto a él también están Pebble, de ePaper, yMotoActv, de Motorola. Y llegarán más. Samsung prepara un reloj inteligente de nombre clave Altius y todo parece indicar que tanto Google como Apple están trabajando en sus respectivos smartwatches.

Estos dispositivos no esconden armas láser ni cámaras espía y, por desgracia, tampoco sirven para pedirle a nuestro coche con inteligencia artificial que venga a recogernos a la puerta del trabajo, pero poseen un buen puñado de útiles funciones, casi siempre como pantalla complementaria del smartphone: permiten ver notificaciones de llamadas, leer mensajes en redes sociales y correo electrónico, consultar mapas, medir las constantes vitales cuando se está haciendo ejercicio físico...

Manos y voz como herramientas de control


¡Qué maravillosas y lejanas parecían en 2002 las interfaces que controlaba Tom Cruise enMinority Report con el movimiento de sus manos! Sólo 7 años después, Microsoft hacía realidad esa sorprendente tecnología gracias a Project Natal, el hardware al que acabaron llamando Kinect. La idea parecía fantástica, casi mágica. El dispositivo, que iba conectado a la consola Xbox 360, parecía responder perfectamente a los movimientos del usuario y le permitía desplazarse por los

menús que aparecían en pantalla utilizando tan sólo los brazos. Algunos videojuegos demostraban que el reconocimiento de movimientos no se limiraba a las manos sino que afectaba a todo el cuerpo.

Al final, Kinect vio la luz y no fue tan prodigioso como parecía. No era cien por cien preciso y apenas contaba con software que aprovechase correctamente sus posibilidades. Sin embargo, la base está ahí. La tecnología se adaptó a Windows, se perfecccionó ligeramente y ahora se prepara para dar un gran salto evolutivo con una segunda generación que llegará incluida de serie junto a Xbox One, consola que verá la luz a finales de este año.

El invento de Microsoft responde además a comandos de voz, aunque esta función es cada vez más habitual en todo tipo de dispositivos. Uno de los proyectos más ambiciososo en este área es Siri, el asistente de voz que diseñó Apple para sus móviles y tabletas. Sin embargo —y tal vez por fortuna—, aún estamos muy lejos de tener que enfrentarnos a algo parecido a HAL 9000.
Clonadores de Genes



Por imposibles que parezcan los replicadores de Star Trek, lo cierto es que ya cuentan con un asombroso equivalente en la vida real, las impresoras 3D, dispositivos capaces de crear objetos a partir de diseños elaborados por ordenador. La fabricación se produce mediante la superposición de capas de determinados materiales: plásticos, aleaciones o incluso nutrientes en polvo.

Estos dispositivos, que comienzan ahora a popularizarse, se postulan como una de las tecnologías más prometedoras de cara al futuro. Aunque inicialmente se usaban sólo con fines industriales, el abaratamiento de la tecnología ha hecho posible que la impresión 3D llegue también al ámbito particular. Entre sus muchas posibilidades, permite crear figuras decorativas, piezas de maquinaria, vajilla y cubertería, prótesis, armas de fuego, maquetas... y ya se están estudiando métodos para imprimir comida (la NASA está financiando el desarrollo de una impresora 3D de alimentos).

No es necesario ser diseñador para darle un buen uso a estas máquinas, ya que, para sacarles provecho, bastará con conseguir a través de Internetel archivo del objeto que se desea fabricar. De este modo, un usuario cualquiera puede obtener en cuestión de horas una reproducción en miniatura del esqueleto humano, un muñequito para su hijo o una nueva funda para el móvil.

Hologramas




Las imágenes holográficas, como la que usaba la princesa Leia en Star Wars para pedir ayuda a Obi-Wan, están cada día más cerca de convertirse en una realidad cotidiana. Tal vez en un futuro no muy lejano sustituyan a las actuales videollamadas (que también parecían algo muy futurista hace no mucho), formen parte de los carteles publicitarios (como el de Tiburón 19 enRegreso al futuro II) o se conviertan en un interesante valor añadido de las visitas a los museos.

Los hologramas son el resultado de una avanzada técnica de fotografía que permite la proyección de imágenes tridimensionales. Aunque la holografía fue inventada en el año 1947 por el físico húngaro Dennis Gabor, a día de hoy se están desarrollando diversas técnicas que buscan una mejor manera de producir este efecto. Este es el caso de Microsoft, que actualmente trabaja en una tecnología que genera ilusiones ópticas tridimensionales que pueden manipularse mediante movimientos de las manos.

La CNN ya usó hologramas en la noche electoral estadounidense de 2008, un aeropuerto de Reino Unido puso en marcha en 2011 hologramas de dos de sus empleados del área de atención al cliente, los Jackson 5 están interesados en iniciar una gira usando un holograma de Michael Jackson y la productora Digital Domain Media Group, que ya resucitó holográficamente al rapero Tupac Shakur, busca hacer lo mismo con Elvis Presley. Además, la NASA cree que el campo de la holografía experimentará un notable desarrollo en las próximas décadas que afectará sobre todo a las comunicaciones.

Capas de invisibilidad



Uno de las grandes fantasías del hombre, el poder de la invisibilidad, ha sido objeto de análisis científico durante años. Aunque es improbable que algún día todo el mundo pueda emular a la Mujer Invisible, al alienígena Depredador, a Frodo y su Anillo Único o a Harry Potter con su capa mágica, sí que resulta factible el desarrollo de técnicas de invisibilidad aplicadas al ámbito militar.

Hace poco, un científico de la Universidad de Rochester (Estados Unidos), John Howell, ha creado una capa de invisibilidad que es capaz de ocultar objetos grandes en todo tipo de espectro óptico. Mediante unos sencillos mecanismos, elaborados con materiales baratos, se logra "doblar" la luz en un determinado espacio y ocultar un objeto. Howel reconoce que el truco tiene algunas limitaciones: "el punto débil de esta tecnología es que sólo funciona en una dirección, asumiendo que el observador no se moverá de su lugar".

Todos los intentos por obtener un dispositivo capaz de producir invisibilidad están relacionados con juegos de luz y diversos materiales como el superlens, el metaflex, el metamaterial plamónico y otros materiales artificiales no homogéneos que tienen la capacidad de curvar la luz alrededor de los objetos.

Vehículos voladores, robots y control mental

Nos encontramos en el siglo XXI y, pese a lo que nos prometieron durante años la literatura, el cine y la televisión, nadie viaja en coche volador, ni posee un asistente robot humanoide ni controla su ordenador con la mente. Existen progresos en estas tres áreas, pero no parece que ninguno de estos inventos vaya a formar parte de nuestra vida diaria en un futuro cercano.

Los coches voladores 




Existen, la tecnología no es un problema en este caso. En realidad, son vehículos que funcionan como pequeñas avionetas o helicópteros, por lo que la dificultad para hacer realidad los sueños de la ciencia ficción está más en el desarrollo de infraestructuras y nuevas normas de circulación que en los aspectos técnicos. Más probabilidades hay de que se acaben popularizando vehículos basados en la levitación cuántica o en la levitación magnética (la que usa el famoso tren japonés).

En cuanto a robots y androides... ¿Dónde están R2-D2 y C3PO?, ¿dónde están los replicantes, Robocop, Terminator o Johnny 5? ¿Por qué no tenemos una asistenta robot como Los Supersónicos? Durante décadas, la robótica ha ido dando firmes pasos hacia adelante. Compañías niponas como Sony, Honda o Yamaha han ido perfeccionando poco a poco sus creaciones: robots que andan, que corren, que suben escaleras, que juegan al fútbol, que tocan instrumentos musicales o hacen las veces de camareros. Sin embargo, de momento casi todos permanecen como productos experimentales. Aunque la robótica está muy presente en la vida diaria, los robots humanoides aún no han dado el gran salto al ámbito comercial.




El control mental parece más difícil de alcanzar, aunque son muchos los experimentos que intentan desarrollar tecnologías que permitan controlar dispositivos con el pensamiento, desde mover cursores a jugar a videojuegos. El pasado junio se hizo una sorprendente demostración relacionada con esta tecnología, el manejo de helicópteros control remoto mediante el uso del pensamiento.

El proceso utilizado es sólo un ejemplo de una interfaz cerebro-ordenador en el que se creauna vía directa entre el cerebro y un dispositivo externo para ayudar, aumentar o reparar las funciones cognitivas o sensoriales motoras humanas, por la que los investigadores están buscando la manera de recuperar la audición, la vista y el movimiento.

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