martes, 4 de junio de 2013

Urdangari tantas pruebas en su contra y el de rositas



Urdangari  y sus"chanchullos" y desgravaciones forzadas por Nóos
 Esos 20 folios revelan que entonces Hacienda llamó a Urdangarin para responder por cerca de medio centenar de irregularidades en sus declaraciones, amén de la falta de un centenar de facturas desgravadas. Pero el duque ni siquiera asistió. Dejó el mal trago al abogado José Joaquín Carballeda Galán. Fue el letrado el que tuvo que enfrentarse a las inquisitivas preguntas y demandas de información de la inspectora Dolors Pardo Delfa. Y en muchas ocasiones no tuvo respuesta o sus explicaciones fueron poco consistentes, a la vista del acta.

Eso ocurrió con una de las cuestiones más espinosas que afloraron: Iñaki Urdangarin endosó a la empresa familiar, radicada en Barcelona, facturas de Telefónica domiciliadas "en la carretera del Pardo sin número de Madrid", dirección del Palacio de la Zarzuela, donde jamás ha residido. Cuando Hacienda, ante la sospecha más que fundada de que el yerno del Rey había usado facturas telefónicas que había pagado la Casa Real para engrosar la cuentas de gastos de su mercantil, pidió explicaciones, el abogado solo pudo argumentar que posiblemente se tratara de "error".

Pero el acta va mucho más allá. Entre la riada de facturas desgravadas en 2008 y que no se habían presentado a la Inspección en Barcelona figuran hasta cinco recibos diferentes de iTunes, la tienda online de Apple para la venta, fundamentalmente, de canciones, que el yerno del Rey no dudó en meter como gastos de su inmobiliaria. Urdangarin llegó al extremo de pedir la devolución del IVA de la compra de un tema que costó 1,59 euros.

ESQUÍ EN TIROL

La relación de las facturas 'desaparecidas' que Hacienda reclamaba a Urdangarin en aquella 'paralela' revelan otros gastos de difícil explicación para una supuesta inmobiliaria que jamás vendió un piso. El importe más importante de ese listado es un gasto desgravado de 6.627 euros correspondiente a una estancia en el Arlberg Hospiz, el hotel de montaña y esquí del Tirol austriaco de mayor fama y el más caro, donde la habitación doble básica cuesta 422 euros. Aizoon jamás tuvo negocios en el Tirol, según consta en las casi 20.000 páginas del ya vasto sumario del 'caso Nóos'.

La inmobiliaria, que se sepa, tampoco tuvo negocio alguno en la Rioja Alavesa, pero Urdangarin también presentó como gastos 1.455 euros en el exclusivo Hotel Marqués de Riscal, el famoso establecimiento diseñado por Frank O. Gehry en la población de Elciego, en plena Ciudad del Vino.

La lista de facturas desgravadas que Hacienda reclamaba a Aizoon incluye también 1.160 euros en una relojería de la Diagonal barcelonesa, 'The Watch Gallery', gastos del Corte Inglés por valor de 1.121 euros y facturas de Iberia de 1.151 y 896 euros, respectivamente. Todo ello trufado de gastos 'menores' de restaurantes o peajes, estos sí, más fácil imputables a una inmobiliaria.

Más difícil de explicar para el letrado Carballeda fue por qué, entre todos esos gastos metidos a Aizoon, su cliente había intentado cargar una "fiesta infantil", según su propia declaración, o la compra de un casco y unos guantes o un cargamento de vino, que poco tienen que ver con la actividad de una empresa que se dedica a la compra y venta de inmuebles.

Ante tanta pregunta sin respuesta, la inspección fue complicándose, según se aprecia en el acta. La técnica de la Agencia Tributaria comenzó a sospechar, como certificaría Hacienda en sus informes posteriores, que Aizoon no era más que una sociedad pantalla para cargar gastos y emitir facturas. Y ahí empezaron las demandas de información más serias para confirmar que la inmobiliaria del yerno y la hija de don Juan Carlos era una firma fantasma. "¿Plano de las instalaciones de la sociedad? ¿Dónde ejerce su actividad? ¿Horario de la jornada laboral? ¿Personas empleadas, NIF, horas y tareas realizadas?¿Trabajos desarrollados?" Silencio, justificaciones vagas, evasivas, explicaciones incoherentes. Fueron las contestaciones del abogado, que llegó a hablar de contratos sellados con "pactos verbales" y de empleados en "régimen de teletrabajo" contratados por los duques.

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